miércoles, 4 de marzo de 2015
LA ALIMENTACIÓN EN EL CRECIMIENTO DE TU BEBÉ
Durante toda la vida, la alimentación juega un papel esencial en el desarrollo del bebé, pero aún más en momentos de crecimiento acelerado.
Durante el primer año, la lactancia materna, la introducción de alimentos nuevos y la transición a la comida de los mayores deben controlarse para evitar problemas de nutrición.
El alimento ideal para el recién nacido es la leche materna. Ningún otro alimento puede sustituirla, ya que cubre las necesidades de energía, proteínas, vitaminas, minerales y agua, que necesita el bebé para crecer y desarrollarse adecuadamente. El calostro, que es el fluido que producen las glándulas mamarias durante los primeros días posteriores al parto, es rico en proteínas, vitaminas y minerales.
evita el riesgo de enfermedades infecciosas, tanto estomacales como respiratorias, alergias, cólicos y malformaciones de huesos y dientes.
Durante los 12 primeros meses de vida, el bebé triplica su peso y su estatura aumenta en un 50 por ciento. Estos incrementos en peso y estatura son los principales índices utilizados para la evaluación de su estado nutricional y se miden a intervalos regulares, comparándolos con curvas de crecimiento estándar. Estas mediciones son herramientas importantes a la hora de evaluar el progreso del niño, especialmente entre los 6 y los 12 meses de vida. Al mismo tiempo que crece, el bebé va desarrollando gradualmente sus funciones corporales y sociales, lo que demanda una gran cantidad de energía que necesita ingerir a través de la alimentación.
La incorporación de alimentos sólidos complementarios es un proceso gradual, que debe comenzar en torno a los 6 meses de edad. El momento exacto depende del bebé y de la madre, y refleja el hecho de que aunque la leche materna es suficiente durante los primeros meses, cuando el niño crece ya no aporta por sí sola todos los nutrientes adecuados. Sirve también para que el niño desarrolle la capacidad de masticar y de hablar. La calidad, cantidad y variedad de alimentos sólidos se va aumentando a un ritmo que, normalmente, impone el propio niño.
Los cereales son generalmente los primeros alimentos que se incorporan a la dieta de un lactante, mezclados con leche materna o con preparados, y después se introducen los purés de verduras y frutas, y la carne. Si se amamanta al bebé durante los primeros 4 o 6 meses de vida, habrá menos probabilidades de que desarrolle alergias. Los alimentos más propicios a causar reacciones alérgicas en niños sensibles son la clara del huevo y el pescado, que se incorporan generalmente después de los 12 meses.
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